martes, 5 de marzo de 2019

ArquiNoticias Noticias semanales N° 502

1-3 Arquitectos escogen los edificios más importantes del siglo XX

por Javiera Mora L. para La Tercera




La Villa Savoye de Le Corbusier, el Centro Pompidou de París y el Museo Guggeheim de Bilbao de Frank Gehry están entre las construcciones destacadas por 58 profesionales del mundo.

El centro The Now Institute de la Universidad de Los Angeles (EEUU) convocó a 58 arquitectos de renombre internacional. Les propuso escoger las construcciones más emblemáticas del siglo XX, asociadas al movimiento moderno. De allí nació el libro 100 buildings, en 2017. “Este no es un proyecto de nostalgia romántica, sino simplemente de conocimiento fundamental para los jóvenes estudiantes y para cualquier persona interesada en la arquitectura”, cuenta a Culto por e-mail Eui-Sung Yi, editor de 100 buildings y director de The Now Institute.

Recién publicado en castellano por la editorial española Gustavo Gili (GG) con el título 100 edificios del siglo XX, el libro recoge la selección de medio centenar de arquitectos de renombre mundial, como los japoneses Tadao Ando y Toyo Ito, la estadounidense Denise Scott Brown, el argentino César Pelli y los españoles Rafael Moneo y Carme Pinós. Ellos determinaron cuáles eran los edificios más destacables y establecieron conceptos formales, espaciales y organizativos. A la par con eso, las construcciones debían tener la capacidad de resistir a los cambios y adaptarse al futuro.

Casas, museos, fábricas y aeropuertos en Francia, Estados Unidos y España se encuentran dentro de los 10 primeros lugares. La figura tutelar es la del arquitecto franco-suizo Le Corbusier (1887-1965), con tres obras dentro del top ten y una de ellas en el primer lugar, la Villa Savoye (en la foto).

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5-3 Nadie olvida nada

Tras años de silencio en España, el argentino Guillermo Kuitca vuelve a Madrid con nuevas pinturas y viejos teatros de ópera
por Bea Espejo para El País

'El holandés errante' (2011), de Guillermo Kuitca. 
Dice que un día se levantó cubista y que empezó a hablar una lengua que rompía con la estructura de la pintura. De pronto, un nuevo lenguaje fluía en sus obras de manera innata, como si siempre hubiera estado ahí en formato silente. Era 2007 y Guillermo Kuitca (Buenos Aires, 1961) tenía 46 años. Llevaba pintando desde los 9 y exponiendo desde los 13, todo con éxito, pero aquel giro lingüístico, justo cien años después de que Picasso pintara Las señoritas de Aviñón, fue una revelación. Quién sabe si fue esa idea de viaje circular tan recurrente en su trabajo, que recogen tan bien sus Diarios, lo que le llevó a celebrar inconscientemente el centenario del cubismo. O si fue su apego por el juego de planos de los teatros lo que le empujó a despertarse con la cuarta dimensión en la punta de la lengua.


A ese cubismo viral lo llama cubistoid mientras recorre la exposición que tiene ahora en Madrid. Desde su gran individual en el Palacio de Velázquez en 2003, firmada por su también ahora comisaria, Sonia Becce, Guillermo Kuitca no había vuelto a exponer en la capital. Pocos artistas como él aglutinan a partes iguales una alta calidad en su trabajo y la misma calidez de una trayectoria siempre precoz donde nunca ha esquivado los muchos intereses que se escapan de lo estrictamente artístico, desde la danza hasta la escenografía pasando por el diseño de telones. Sólo por eso esta cuidada exposición en la galería Elba Benítez merece ya una visita.

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