Por Nina Siegal para New York Times
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| Meet Vermeer, una nueva aplicación de realidad aumentada del museo Mauritshuis y Google, es un museo virtual que contiene imágenes de todas las pinturas autenticadas de Vermeer. Desde la izquierda, una vista desde arriba de las galerías en miniatura; una mirada dentro del espacio; y "Girl With a Pearl Earring" en la pared. través de Mauritshuis / Google Arts & Culture |
Hasta ahora.
El museo Mauritshuis en La Haya, que posee la que es quizás la obra maestra más conocida de Vermeer, " Girl With a Pearl Earring ", se unió a Google Arts & Culture en París para crear una aplicación de realidad aumentada que crea un museo virtual con todos De las obras del artista.
Para la aplicación, el Museo Metropolitano de Arte ha contribuido con imágenes de las cinco obras maestras de Vermeer, mientras que la Galería Nacional de Arte en Washington y el Rijksmuseum en Ámsterdam, cada uno con cuatro, también han dado fotografías suyas. Dos más han venido del Louvre, y tres de la Colección Frick. El Museo Isabella Stewart Gardner en Boston ha compartido una imagen de " El Concierto ", el Vermeer que desapareció después de ser robado de la colección del museo en 1990.
Nota completa
A veces la ciudad funciona.
Había un plan que provocó protestas. La Comisión de Monumentos, con inusual disposición, se abalanzó. El nuevo plan es mejor.
La historia argumenta por toda la desordenada e irritante manera en que Nueva York tropieza ocasionalmente hacia el progreso.
El martes por la noche, en una biblioteca de una escuela secundaria de Manhattan, ante un subcomité de la Junta Comunitaria 5 y una pequeña audiencia, los arquitectos y desarrolladores de lo que solía llamarse el edificio de AT&T, recientemente designado como un punto de referencia oficial de la ciudad , presentaron su propuesta revisada para convertir un rascacielos histórico, ahora vacío, en una torre de oficinas Clase A del siglo XXI.
Esta vez, la idea ya no implica quitar la base de la fachada de granito rosa del edificio, la propuesta que incitó a la Comisión de Monumentos a principios de año. Esta vez, menos es más. Y crédito a quienes se pusieron de pie para salvar un pararrayos arquitectónico .
Como recordarán, hace un año, la firma de arquitectura Snohetta presentó su plan inicial para reencarnar el edificio de 37 pisos y 647 pies de altura con la corona Chippendale en Madison Avenue, entre las calles 55 y 56, que Philip Johnson completó en 1984 con su compañero, John Burgee, para AT&T.
Concebido para transmitir la permanencia, el edificio de la firma se abrió en medio de la separación de la compañía telefónica. Sony tomó el lugar a principios de la década de 1990. Últimamente, había quedado vacante, una reliquia de una época en la que empresas gigantescas encargaban rascacielos completos para ellos mismos. El equipo de desarrollo, liderado por el Grupo Olayan , que adquirió el sitio en 2016 por $ 1.4 mil millones, contrató a Snohetta para hacer el cambio de imagen.
5-12 Para AT&T, equilibrar el cambio y la conservación bajo el mismo frontón roto.
Por Michael Kimmelman para New York Times
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| Representación de la nueva revisión a 550 Madison Avenue desde Snohetta, que conserva la fachada de granito rosa original de Philip Johnson y John Burgee y el rosetón, y reemplaza las ventanas de los años 90.LMNB y Snøhetta |
A veces la ciudad funciona.
Había un plan que provocó protestas. La Comisión de Monumentos, con inusual disposición, se abalanzó. El nuevo plan es mejor.
La historia argumenta por toda la desordenada e irritante manera en que Nueva York tropieza ocasionalmente hacia el progreso.
El martes por la noche, en una biblioteca de una escuela secundaria de Manhattan, ante un subcomité de la Junta Comunitaria 5 y una pequeña audiencia, los arquitectos y desarrolladores de lo que solía llamarse el edificio de AT&T, recientemente designado como un punto de referencia oficial de la ciudad , presentaron su propuesta revisada para convertir un rascacielos histórico, ahora vacío, en una torre de oficinas Clase A del siglo XXI.
Esta vez, la idea ya no implica quitar la base de la fachada de granito rosa del edificio, la propuesta que incitó a la Comisión de Monumentos a principios de año. Esta vez, menos es más. Y crédito a quienes se pusieron de pie para salvar un pararrayos arquitectónico .
Concebido para transmitir la permanencia, el edificio de la firma se abrió en medio de la separación de la compañía telefónica. Sony tomó el lugar a principios de la década de 1990. Últimamente, había quedado vacante, una reliquia de una época en la que empresas gigantescas encargaban rascacielos completos para ellos mismos. El equipo de desarrollo, liderado por el Grupo Olayan , que adquirió el sitio en 2016 por $ 1.4 mil millones, contrató a Snohetta para hacer el cambio de imagen.
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9-12 Art Basel Miami Beach: grietas en la fachada resplandeciente.
MIAMI - "Es mejor verse bien que sentirse bien" parecía ser el mantra interno durante gran parte de la feria de la semana en Art Basel Miami Beach, que terminó el domingo. En su 17ª edición anual, la feria y un número vertiginoso de eventos concurridos de celebridades se apoderaron de toda el área de Miami. Y a pesar de que muchos desfiles de moda y cenas privadas tenían, en el mejor de los casos, una conexión tenue con el arte real, todo parecía, bueno, maravilloso .En la inauguración VIP de la feria el miércoles pasado en el Centro de Convenciones de Miami Beach, se vendió una gran venta anticipada en el stand de la Galería Gagosian cuando una pareja se vistió con un estilo elegante, completo con una chaqueta de campo de estilo militar para el caballero. Pintura abstracta sin título de Sam Francis por $ 6,5 millones. Una vendedora de Gagosian dirigió a la pareja a dos sillas de cuero negro estacionadas frente a su nuevo lienzo: "¡Sólo siéntense en las sillas, como si fuera su sala de estar!", Le dijo mientras tomaba su foto. (La pareja se negó a identificarse.)
Por Brett Sokol para New York Times
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| Los visitantes asisten a una instalación de Paola Pivi en Bass en Miami Beach durante la feria de Art Basel. CréditoCréditoCasey Kelbaugh para The New York Times |
