23-4 Casa del Puente, patrimonio arquitectónico de reconocimiento internacional
publicado en el Marplatense
Conocida por todos como “Casa del Puente”, el ahora Museo Casa sobre el arroyo fue construido por el arquitecto argentino Amancio Williams en la década del ´40 por encargo de su padre: el músico y compositor Alberto Williams.
El artista solicitó a su hijo la construcción de una vivienda que le permita estar conectado con el entorno natural en donde se encuentra emplazada. “Él tenía un pedido de su padre, quien quería escuchar el arroyo, escuchar el bosque, escuchar los pájaros. Ésa era su fuente de inspiración”, relató María Haydée Pérez Maraviglia, arquitecta e integrante de la Asociación Amigos Casa sobre el Arroyo, a Radio Mitre Mar del Plata.
Según narró Pérez Maraviglia, Amancio obedeció lo requerido por su padre y construyó “esta casa sobre el arroyo, donde a esa altura podía tener la copa de los árboles, el ruido del agua, todo lo que buscaba. Eso lo logró con una casa totalmente abierta al exterior. Sus carpinterías se corren y tenés la idea de estar en una galería. Participan el interior y el exterior como una cosa”.
para Archinect Por Nicholas Korody
De ganar el Pritzker a la curaduría de la Bienal de Venecia, el arquitecto chileno Alejandro Aravena tenía un muy buen 2016. Al parecer, todavía está en racha: Aravena acaba de ser galardonado con el Premio 2017 de Gotemburgo para el diseño sostenible. Otorgado cada año a personas u organizaciones para “un excelente rendimiento y logros hacia un futuro sostenible”, el premio viene con 1 millón de coronas suecas (algo más de $ 100.000).
Barugel inauguro oficialmente su nuevo local insignia, Alcorta.
En la avenida Figueroa Alcorta 7174 Ciudad de Buenos Aires
Participamos del evento de inauguración, encontrándonos con gran cantidad de amigos.
En el 14 “A” del edificio más emblemático de la Ciudad de Buenos Aires las expensas son de 39.500 pesos. Es una propiedad de 740 metros cuadrados, con cinco suites, una terraza y dos jardines parquizados. La historia de amor frustrado detrás de su construcción
publicado por InfoBae
Una mirada desde dentro del inmueble, con vista a la terraza en forma de “proa” (Patagonia Synergia) |
Alguna vez fue la estructura de hormigón armado más alta del mundo y el rascacielos más alto de Sudamérica. Desde hace 23 años es un hito histórico internacional de la ingeniería según la Asociación Estadounidense de Ingeniería Civil. Es hace 18 años Patrimonio Mundial de la Arquitectura de la Modernidad de acuerdo a declaración formal de la Unesco. Es, desde siempre, un símbolo de la cultura porteña. Hoy, el piso más caro del Kavanagh se vende.
Su actual propietario es el Lord Alain Levenfiche, un millonario inversor en bienes raíces parisino criado en Londres. Un auténtico playboy
El millonario Lord Alain Levenfiche, su actual dueño, pide 3,9 millones de dólares por el edificio más emblemático de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es una propiedad de 740 metros cuadrados, con 475 metros cuadrados cubiertos y 251 metros cuadrados otorgados a espacios abiertos que simulan la "proa" del edificio, su marca de diseño.
Nota completa
La mirada oscura de Anton Ego, el crítico gastronómico implacable de la película animada Ratatouille (2007), arrastra todo el peso del rencor. Sus opiniones sobre los lugares donde testea su paladar exigente son lapidarias. Nada lo satisface y, por lo tanto, Ego se siente importante. Hasta que una noche entra a un restaurante cuya cocina (él no lo sabe) está bajo el mando de una ratita superdotada, quien le confecciona el plato más simple de Francia: un ratatouille. Cuando el mozo se lo sirve Anton mira con desconfianza, como si fuera una broma. Pero apenas el primer bocado roza su lengua, el rostro de Ego se ilumina por primera vez desde que es adulto. El crítico entra en un trance psicodélico -y a la vez cándido- que lo lleva hasta su verdadera patria: la infancia.
Ciento siete años, nueve meses y quince mediodías después, el emblemático Grill Plaza sirvió su última comida. Entre las cuatro paredes del restaurante más antiguo de la ciudad, dentro del primer cinco estrellas de Sudamérica, el Plaza Hotel de Retiro, no hay perfume de cocina molecular, ni platos pasados por la Máquina de Dios ni palermitanismos para denominar un bife. El perfume que llena el salón este domingo 30 de abril es el de la sencillez: dentro de unas ocho ollas de hierro fundido hierve el caldo de un puchero que en sus partículas burbujea el poder de la nostalgia.
2-5 Puchero y final: cerró el Plaza Hotel, último reducto de la "belle époque" porteña
Construido en 1909, el mítico hotel de Buenos Aires dejará de funcionar durante tres años. Postales del almuerzo de despedida
por Fernando Soriano para InfoBae
La mirada oscura de Anton Ego, el crítico gastronómico implacable de la película animada Ratatouille (2007), arrastra todo el peso del rencor. Sus opiniones sobre los lugares donde testea su paladar exigente son lapidarias. Nada lo satisface y, por lo tanto, Ego se siente importante. Hasta que una noche entra a un restaurante cuya cocina (él no lo sabe) está bajo el mando de una ratita superdotada, quien le confecciona el plato más simple de Francia: un ratatouille. Cuando el mozo se lo sirve Anton mira con desconfianza, como si fuera una broma. Pero apenas el primer bocado roza su lengua, el rostro de Ego se ilumina por primera vez desde que es adulto. El crítico entra en un trance psicodélico -y a la vez cándido- que lo lleva hasta su verdadera patria: la infancia.
Ciento siete años, nueve meses y quince mediodías después, el emblemático Grill Plaza sirvió su última comida. Entre las cuatro paredes del restaurante más antiguo de la ciudad, dentro del primer cinco estrellas de Sudamérica, el Plaza Hotel de Retiro, no hay perfume de cocina molecular, ni platos pasados por la Máquina de Dios ni palermitanismos para denominar un bife. El perfume que llena el salón este domingo 30 de abril es el de la sencillez: dentro de unas ocho ollas de hierro fundido hierve el caldo de un puchero que en sus partículas burbujea el poder de la nostalgia.
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